La verdad, no sé para que continúo con este blogs después de tanto tiempo, tendría que borrarlo pero sería como negar tu pasado, o al menos yo lo considero así, por eso no lo borraré. La verdad, ya no me identifico con esta Sara que escribió todo esto hace prácticamente un año. Pero en fin, vamos al meollo de la cuestión.
Sinceramente, no sé por qué estoy escribiendo, de verdad, pero es que andaba escuchando música y de repente ha empezado a sonar “In the End” de Linkin Park y han pasado por mi cabeza miles de recuerdos hasta el punto en el que he llorado y necesitaba una forma de desahogarme. Para muchos esta canción será una más, mejor o peor, y para otros será una canción de un grupo desconocido y que escuchan sólo por toda esta moda que se ha puesto la música rock, heavy, etc. Es curioso, pero recuerdo exactamente el momento y el lugar en el que la escuché por primera vez.
Tendría 11-12 años, o puede que menos, pasaba el viernes en casa de mi mejor amigo como hacía todos y cada uno de los viernes del año. Yo siempre me quedaba hasta tarde, porque nos quedábamos a ver Dragon Ball Z en la Cartoon Network o como se escriba y luego Bobobo. Esa tarde, ya llevaba un par de horas en su casa, y estábamos con Internet, y descubrimos el Ares, sí, el Ares. Lo primero que se nos pasó por la cabeza fue buscar cosas de DBZ, y entre hentai y hentai que se pasaba a trolearnos, ahí estaba, un AMV con la batalla Gohan vs Cell, nos pasamos más de tres horas en bucle viendo ese vídeo, luego él me lo pasó y cada uno en su casa lo seguía escuchando. Luego, con la llegada al instituto, roces con otros amigos y al conocer a otras personas, nos fuimos separando, pero nunca dejamos de ser amigos. Hablábamos lo justo, dejamos de quedar y apenas nos veíamos, pero siempre en cada excursión, o en el mismo instituto, si a alguno se le ponía esta canción en el reproductor buscaba al otro desesperadamente para escucharla juntos. Yo no recuerdo ni una sola vez que, sabiendo que él estaba cerca, yo me quedara quieta y no lo buscara.
Pero nada es para siempre, o eso suelen decir, y en este caso es verdad. Hubo un momento en el que ambos quisimos reanudar esa relación, pero habíamos cambiado y acabamos discutiendo y esas broncas que teníamos de pequeños que empezaban en el recreo y acababan a la hora de comer a pesar de ser los dos muy cabezones, dejaron de existir y esas dos horas que dejábamos de hablarnos, se han convertido en dos años. Por eso creo que me ha afectado tanto escuchar la canción precisamente hoy, porque hace exactamente dos años que no nos hablamos, y de eso me di cuenta mientras escribía esto.
Muchas personas tendrán a “sus mejores amig@s” claro, pero aunque ahora lo insulte y diga “me cae mal”, SIEMPRE lo echo de menos. Seguramente muchos no sabrán que en mi colegio apenas había chicas, y las que había, cuidaban de los niños de preescolar, vamos, que era la única chica que salía a las canchas, y lógicamente, los chicos siempre se “burlaban” de mí, sobre todo cuando empecé a… desarrollarme, pero él siempre me ayudaba en esos casos, y cuando a él lo necesitaba, yo lo ayudaba a él. No creo que él llegue a leer esto algún día, en principio porque yo no se lo voy a decir, pero si ocurriera, quiero que sepa que nos recuerdo como éramos antes y como hace dos años.
Madre mía lo largo que se me hizo esto, en mi cabeza no parecía tanto, y eso que soy de ciencias y una ortopédica expresándome. Ahora viene la gran pregunta: ¿quién coño leerá eso? La respuesta la sabe quien leyó hasta aquí.
Gracias lector/-a que has perdido tu tiempo en leer esta chorrada, pero no sé cuándo volveré a escribir. Seguramente cuando me vuelva a deprimir y no tenga otra forma de desahogarme, aunque no creo que nadie me eche de menos… bah, me la suda.